SODePAZ en colaboracion con COOP12 pone a vuestra disposicion Aceite de oliva extra de la finca El Humoso de Marinadela.
ESTE PRODUCTO SE ENCUENTRA DISPONIBLE EN LA WEB DE COOP12. ENTRA DIRECTAMENTE MEDIANTE EL SIGUIENTE ENLACE
PRESENTACIONES
-Caja de 4 latas de aceite de oliva virgen extra
Cada lata es de 5 litros cada una (20 litros caja).
166€
-Caja de 4 garrafas de aceite de oliva virgen extra
Cada garrafa es de 5 litros cada una (20 litros caja).
156€
Aceite de oliva virgen extra de primer prensado en frío, procedente de los olivos de la finca El Humoso, Marinaleda.
Variedad de aceituna: Arbequina y Marteña. Grado de acidez 0,16
Conocido por sus beneficios para la salud como componente clave de la dieta mediterránea, el Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) es un jugo natural de una fruta, la aceituna.
El aceite de oliva virgen extra es el aceite de oliva de más alta calidad, un aceite con cualidades y propiedades irreprochables que lo convierten en un producto ideal para la cocina y excelente para nuestra salud y una de las grasas más saludables que existen.
Cuando hablamos de calidad en el proceso de elaboración del AOVE, tenemos que saber que la calidad empieza en el campo, en el olivo y en la aceituna.
Uno de los factores clave para producir un aceite de oliva virgen extra es la recolección de la aceituna, ya que cuidar esta fase del proceso de elaboración es fundamental para que las aceitunas lleguen en buen estado a la almazara. Para ser un aceite de oliva virgen extra de calidad, debe proceder, necesariamente, de aceitunas recolectadas en vuelo, es decir, que no entre en contacto con el suelo, ya que esto garantiza que el fruto pasa a la siguiente fase del proceso saludable: a estar limpio y sin impurezas.
Tanto la recogida como el transporte deben realizarse con el máximo cuidado para que la aceituna no sufra ningún daño. El transporte del fruto desde el olivar hasta la almazara debe realizarse el mismo día de la recolección, o lo antes posible, ya que la rapidez con la que se lleva a cabo el proceso es fundamental y en definitiva determina la calidad del producto final.
Las aceitunas deben molerse el mismo día de la recolección para conseguir la máxima calidad y evitar que el fruto se deteriore. Solo así se obtiene un aceite de oliva virgen extra de calidad.
Se bate la pasta resultante de la molienda para recoger el mayor número de gotas de aceite dispersas en la masa molida. Este paso debe realizarse en frío, concretamente por debajo de 27º. La temperatura es fundamental para garantizar la calidad del AOVE.
Tras esta centrifugación se lleva a cabo la decantación, proceso puramente físico mediante el cual se separa el aceite del agua y las impurezas (pequeñas partículas de aceituna) que no se han separado en los procesos de centrifugación. En la decantación, el aceite permanece en reposo unas horas para que las micropartículas restantes en suspensión tras la centrifugación y la humedad residual se depositen como medida de garantía de calidad.
porque durante 12 años las jornaleras y jornaleros del SOC de Marinaleda, día tras día, acudieron a la finca del Humoso con la consigna “la tierra pa quien la trabaja”.
Hasta que se apoderaron de la finca emblemática de quien siempre dominó el pueblo, el duque del Infantado, el mayor propietario de tierras de Marinaleda, un título nobiliario que se remonta a los Reyes Católicos.
12 años luchando por un trozo de tierra. Y ese pedazo de tierra dio lugar a una cooperativa de agricultura, con sus propias fabricas para transformar, elaborar o conservar su propia producción, en la que trabaja la mayoría del pueblo desde hace más de 30 años.
Porque a los 12 años, Josefa tuvo que dejar la escuela. Era la mayor de cuatro hermanos y se fue con el padre a trabajar en el campo. El cuerpo arqueado, las manos siempre a ras de tierra, escardando las hierbas o recolectando aceituna. Al mirar de soslayo, a contraluz, la figura del señorito de la finca a caballo, “controlando todo”. Su padre era un compañero de trabajo. Había compartido con él largas jornadas bajo el sol. Así que cuando a él le golpeó un mal irremediable, y le pegó duro, a Josefa también se le abismó la mirada y hasta el aparato respiratorio se olvidaba de respirar. Josefa, cuando se hundió en la depresión, solo encontraba alivio al caminar por la tierra del Humoso. Ella había sido una de las que levantaron aquella tierra y ahora la tierra la levantaba a ella, pedía entonces a su marido que la llevase al Humoso. Y allí la tierra le devolvía el deseo de ver y respirar. Es esa memoria, que está en la tierra del Humoso, la que les devuelve las ganas de vivir cuando algo se rompe.
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